Por Angeline Juliette Oyarzún Oyarzún
Estoy segura de que una gran cantidad de lectores realizan actividades más relacionadas con corregir los efectos del paso de los años y el daño solar, con tratamientos más invasivos que en prevenir estos efectos a largo plazo. Y no se trata de escoger entre tratamientos invasivos o tratamientos cosmetológicos sino obtener beneficios de ambos.
La palabra cosmetología proviene o deriva del griego, de “kosmetos” que signi1ca belleza y tratado. El tratado de la belleza. Probablemente tengan más dudas que respuestas luego de esta a1rmación.
Y podríamos preguntarnos eternamente sobre el concepto de belleza y lo diferente que puede ser para cada persona. Cada ser será un mundo totalmente distinto en el que este concepto varía de uno a otro sujeto. Por ello, nos centraremos en la salud de la piel. Y éste es el verdadero objetivo de la cosmetología, una piel sana.
La cosmetología se enfrenta a diario contra todas las afecciones y eventos que pueden maltratar nuestra piel. Ya que ella es nuestra primera línea de defensa y el órgano que nos permite mantenernos en contacto con el entorno. Es la primera que sufre heridas, perjuicios o contaminaciones. La cosmetología atenúa las consecuencias de una pelea diaria entre la piel y los agentes externos. Es ella quien ayuda a eliminar las células muertas de la piel, quien permite nutrirla de una forma más e1caz, además de protegerla y mantenerla limpia e inmaculada. De hecho, de aquí nacen los famosos skincare, desde la cosmetología se impulsan esta rutina que cuenta con cuatro pasos importantes: higienización, en donde se limpia la piel con un dermolimpiador; exfoliación, que elimina las células muertas de la piel; etapa activa donde se aplican sérum y mascarillas; y etapa de sello, aquí se aplica la crema hidratante y el factor de protector solar, que puede ser un bloqueador solar o una pantalla solar. Actualmente existen polvos o maquillaje con factor de protector solar, para las y los amantes del make up.
Quiero centrarme en la piel, ya que, damos por obvias todas las funciones que nos permite realizar y nos cuesta darnos cuenta de lo importante que ella es, además de lo mucho que hace por nosotros durante el día y durante la noche, en cada una de nuestras actividades.
La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, nos ayuda a mantener la temperatura y es la responsable de que seamos capaces de relacionarnos con nuestro entorno. De hecho, está llena de receptores nerviosos que nos alertan ante el dolor o ante la temperatura e incluso ante la presión, para evitar dañarnos. ¿No es eso maravilloso y digno de agradecimiento? Yo pienso que sí.
Sin las características y funcionalidades de nuestra piel sería imposible mantener una relación con el exterior. Sólo imaginemos algunas situaciones en las que nuestra piel no esté disponible para ayudarnos. Algo tan cotidiano como tomar una ducha podría convertirse en un verdadero problema y calvario. Sin nuestra piel, no podríamos regular la temperatura en la que el agua cae sobre nuestro cuerpo. No tendríamos modo alguno de saber cuál es la temperatura en la que está el agua, no sabríamos si está demasiado fría o demasiado caliente. Esto podría llevarnos a serias quemaduras gracias a la elevada temperatura o, al otro extremo, podríamos llegar a padecer de hipotermia debido al frío. ¡Gracias a nuestra piel esto no sucede! Podemos meternos a la regadera y veri1car la temperatura más agradable para nuestro cuerpo y así tener un tiempo de relación y de cuidado propio.
Otra situación en la que nuestra piel resulta fundamental es para mantener nuestra temperatura en un estado óptimo. Sin esta función fácilmente podríamos caer en algún estado de hipotermia. ¿Se imaginan un mundo sin esta autorregulación de temperatura de nuestra piel? ¡Y sobre todo en una ciudad tan helada como Puerto Varas! Actualmente estamos ante temperaturas tan bajas que llegan incluso a los 0°, y nuestro cuerpo se mantiene óptimo a una temperatura de 36°, sin la termorregulación, nuestro cuerpo llegaría a esa temperatura ambiente de 0°, pero el cuerpo a temperaturas de 28° ya presenta pérdida de consciencia y una hipotermia grave. Fácilmente, viviríamos encerrados en cubículos que puedan mantener nuestra temperatura en los 36 o 37°.
¡Qué incómodo sería! No podríamos tocar el mundo material en el que vivimos.
Por lo anterior, creo que debemos estar muy agradecidos con nuestra piel y demostrarlo. He mencionado las funcionalidades más importantes de este órgano, y creo que hacemos muy poco por cuidarlo realmente, siendo que nuestra piel hace todo para cuidarnos a nosotros. La mayoría tenemos la bendición de tener una piel sana, y fuerte para protegernos. Podemos hacer nuestros quehaceres diarios gracias a ella, tener una ducha cálida y amena, nos podemos comunicar con otros, hacer nuestro trabajo, e incluso nos advierte de peligros, pero… ¿qué hacemos nosotros por ella?
La realidad es que todavía hay poca educación respecto a este tema y lo podemos notar con una sola pregunta, ¿saben cómo se utiliza el protector solar? Probablemente la mayoría responderá que sí, que saben utilizarlo, pero en la realidad el protector solar es usado incorrectamente, ya que muy pocas personas saben que deben reaplicarlo. ¡Una sorpresa! ¿Verdad? Sí, el protector solar debe ser reaplicado cada dos horas aproximadamente, ya que su efecto no dura 12 horas, sino 2. Y debe ser aplicado en todas las zonas donde el sol penetre directamente, esto incluye el cuello, las manos, los brazos, el escote y el rostro cuando vamos vestidos para actividades que no incluyen la playa o alguna piscina. ¿Por qué hago hincapié en que debe ser aplicado en todas las zonas expuestas al sol? Porque podemos cuidar nuestro rostro del daño solar, pero si dejamos nuestras manos sin protección nos haremos el mismo daño, e incluso nos pueden salir manchas solares en la piel del rostro por tener las manos desprotegidas, ya que el sol daña a nivel celular y las manchas no
aparecen en el lugar exacto donde el sol penetró, sino que pueden aparecer en cualquier otra zona de la piel.
A muchas personas les gusta el bronceado que deja el sol, ese tono color caramelo que luce tan bien. Pero nos olvidamos del daño que produce el bronceado en la piel, nuestra gran amiga y protectora. La piel recibe los rayos solares directamente o con ayuda de un bronceador, y lo que hace el sol es dañar las células de la piel, modi1cando el ADN para obtener este color bronceado. Esto, 1nalmente, provoca envejecimiento prematuro, manchas solares, e incluso puede provocar cáncer.
¿Realmente queremos hacerle esto a nuestra piel?
Sé que mucha gente ama broncearse, y si es una actividad que no podemos dejar, tengamos todos los cuidados necesarios para evitar que el daño sea mayor. Esto lo podemos realizar visitando a nuestra cosmetóloga de con1anza, quien guiará y asesorará el proceso de bronceado. Yo, como cosmetóloga puedo darles un par de tips.
Primero: El exceso siempre es dañino, así que no debemos hacer del bronceado una rutina, ya sea por el sol o por medio de un solárium.
Segundo: Es mejor broncearnos de a poco, pero periódicamente hasta lograr el tono deseado, en vez de hacerlo todo en una sola sesión, en la cual el sol dañará de forma más intensa a la piel.
Tercero: El bronceado durará más si lo hacemos en varias sesiones de corta duración, en vez de hacerlo en una sola de larga duración.
Ahora bien, otro hábito que ha tomado fuerza el último tiempo gracias a las redes sociales son las famosas cremas caseras, entre las más conocidas serían las de bicarbonato de sodio y limón, o la crema casera coreana que se hace con arroz. Antes de explicar este problema, debemos entender que si bien la educación sobre la salud de la piel aún no es una cultura en el sur de Chile, no signi1ca que la gente no busque alternativas de quitar manchas en la piel o mejorar alguna imperfección. Y aquí viene el problema, ya que aparecen milagrosas recetas caseras para aplicar sobre la piel por todo internet. ¿Esto es seguro? Como cosmetóloga puedo responder de forma efusiva que no. Las recetas caseras son perjudiciales para la piel, al igual que los famosos exfoliantes caseros con café o azúcar.
¿Por qué? Porque estos productos son para alimentarse, son elementos creados para ser consumidos por nuestro sistema digestivo, no son ideales para la piel y lo explicaré fácilmente.
Las cremas, ya sean profesionales o de farmacia, son hechas para el rostro, con los cuidados que ello conlleva como, por ejemplo, controlar la Rora bacteriana dentro de la crema o producto para la piel. En el caso de las cremas o mascarillas caseras, cuentan con cantidades exageradas de bacterias que pueden provocar muchas afecciones o infecciones a la piel. Como sus bacterias no son controladas a comparación con las cremas elaboradas profesionalmente, el cúmulo de bacterias se eleva y conlleva demasiados riesgos. Por otro lado, los famosos exfoliantes de café y azúcar generan microheridas en
la piel que no son perceptibles al ojo humano, pero que generan un daño en la piel, la cual tiene que recuperarse luego de ese perjurio. Sus gránulos son demasiado abrasivos y en vez de exfoliar, lastiman. Por ello, recomiendo no utilizar nunca una crema casera sino comprar alguna en un lugar establecido y certi1cado. Existen muchas cremas que son naturales, pero no están certi1cadas. También hay que verlas con descon1anza, ya que al no estar certi1cadas, no sabemos qué clase de bacterias podemos encontrar dentro. Por esto, debemos ver con cautela y cuidado lo que nos aplicaremos en el rostro, en la piel. Estoy segura de que más de alguna/o usó alguna receta casera, pero dejemos eso para la anécdota y no sigamos repitiendo este comportamiento que puede ser nocivo para la salud, en cambio, es mejor empezar a preocuparnos del bienestar y cuidado de nuestra piel y consultemos a los profesionales que son los cosmetólogos o dermatólogos, quienes han estudiado sobre la piel a cabalidad, y dejemos de seguir los datos que nos indica internet. Ya que en la red no sabemos quién está detrás de la pantalla, si es un profesional del tema o no.
Finalmente, podemos comprender que la salud de nuestra piel resulta importante en nuestro día a día. Los skincare cada vez son más comunes y populares, por lo tanto, las visitas a nuestra cosmetóloga de con1anza también lo deben ser. Nuestra piel nos ayuda con la mayoría de nuestras tareas diarias, e incluso las nocturnas. Es nuestra defensa, nuestro medio para contactarnos con el exterior, nos cubre y protege de cualquier agente patógeno, mantiene nuestra temperatura corporal en un estado óptimo, y nos ayuda a tocar y percibir el mundo material en el que vivimos. Debemos ser agradecidos con ella, que nos permite ser tan libres. Debemos también protegerla, cuidarla, y atesorarla. Esto lo podemos hacer con pequeños detalles que llevarán a grandes cambios. Utilizando protector solar y reaplicándolo cada dos horas, evitando el bronceado o haciéndolo de forma paulatina, y aplicando sólo productos certi1cados y elaborados para ella. Pero si aún con todo esto no es su1ciente para terminar de agradecer todo lo que nos permite hacer, debemos visitar a una cosmetóloga que nos pueda orientar sobre la mejor manera que cuidar nuestra piel, quien nos realizará una limpieza facial y nos recomendará algún tipo de tratamiento a seguir dependiendo de las cualidades que tenga nuestra piel, ya sea grasa, mixta, seca, sensible o deshidratada. En Santocha, me encuentro como cosmetóloga del centro, donde asesoro a mis clientes con información relevante de acuerdo a su biotipo cutáneo. Una buena manera de retribuir todo lo que tu piel hace por ti, es brindarle una experiencia de relajación, limpieza y nutrición para que ella pueda lucir cuidada y protegida. Y esto lo puedes conseguir en Santocha conmigo o con una de las cosmetólogas que se encuentran allí. Tendrás una experiencia de masaje, drenaje, exfoliación, hidratación, entre otras experiencias placenteras que vivirás dentro del centro. Además serás asesorada/o por una profesional que, de acuerdo a tu tipo de piel, te dirá cada cuánto debes reaplicar el protector solar, qué productos son mejores para tu tipo de piel, e incluso te ayudará a escoger el tratamiento que más necesite tu piel dentro de la gama de tratamiento que se encuentran en la carta de Santocha. La profesional te ayudará a identi1car tu biotipo cutáneo con precisión, si todavía no lo tienes claro, para poder darte el mejor servicio y recomendarte los mejores productos. Incluso, dentro de la cabina, estaremos utilizando las mejores marcas profesionales que se
encuentran en el mercado de la cosmetología, que ya vimos que no es make up o maquillaje sino el cuidado de una piel sana.
¿Puede ser mejor? ¡Sí! También podemos asesorarte con tu skincare para que sea más provechoso de lo que ya es. Así podrás mantener una piel hidratada, limpia, protegida y cuidada. Demostrando lo agradecida/o que estás con ella por brindarte tanta libertad y por permitirte realizar todo las tareas que debes llevar a cabo a lo largo del día.