Felicidad y Yoga

Creo que existen dos tipos de personas. Las que buscan su felicidad, y pueden pasar años hasta encontrarla o incluso morir sintiendo que nunca fueron felices, y las que deciden ser felices con lo que tienen, con todo lo que les rodea. Así me siento, en plena felicidad y agradecimiento por la vida, lo llamo estar en mi Santocha (significa contentamiento y es parte de la filosofía del yoga).

Tuvo que pasar mucho tiempo quizás para llegar a este estado, tuve que sentir pena, decepción y muchos otros sentimientos que no son del todo agradables pero que me ayudaron a entender muchas cosas. Todos tenemos distintos tiempos, pero lo importante es tener esa inquietud de llegar a esta liberación espiritual, donde logramos sentirnos bien en plenitud.

Sentir lo afortunado que eres por el solo hecho de existir, por el mundo de posibilidades y opciones que puedes tomar en tu vida, porque no existe lo correcto o incorrecto, sino que la posibilidad de elegir lo que te hace feliz.

Recuerdo cuando hace algún tiempo atrás estaba en India, pasando por mil cambios en mi vida, y en una de las ceremonias del amanecer, no pude contener las lágrimas porque estaba muy afligida por todos los cambios que estaba viviendo sin poder controlarlos. Esa misma noche, en una de las ceremonias el Swami acostumbraba al término de esta a darnos una ofrenda, ese día entregó algo para comer y unos pétalos de Rosa.

Cuando llegó mi turno (me sentía un poco avergonzada con él por no haber podido contener mis lágrimas durante la ceremonia de la mañana), sucedió uno de los momentos más lindos y significativos que pudiera recordar, él comenzó a escarbar entre los pétalos hasta encontrar un botón de rosa muy pequeño y con una sonrisa me lo regaló ¡Para mi significó tanto! Algo que iba a florecer, que iba en proceso, que se estaba preparando. Sentí que ese botón de Rosa era yo y que él me estaba diciendo que todo saldría bien. Sentí que era un mensaje del mundo divino canalizado a través de este maestro que no hablaba con nadie y que vivía en constante meditación, con un nivel espiritual y de conexión que nunca alcanzaré en mi vida.

En ese momento entendí que sería el comienzo de muchas alegrías, de empoderarme de mis sueños y vivir en constante felicidad y agradecimiento. No solo por cumplir las cosas que tanto deseaba, sino que también felicidad durante todo el proceso. Tenía que disfrutar cada día, cada momento, me sentí feliz de ser un botón de Rosa y que antes de florecer, cada etapa de ese proceso la disfrutaría al máximo, porque sólo la viviría una vez, por lo menos en esta vida.

Bueno, y este Santocha que me rodea hoy, es lo que trato de transmitir, ya sea a través de mis palabras o de mis terapias que hago con tanto amo. Feliz, agradecida y que del resto se encargue el Universo.